
Moisés es la figura central del judaísmo rabínico como fundador y legislador y como el primero y más grande de los profetas. De acuerdo con los rabinos, todo el Pentateuco fue dictado por Dios a
Moisés, «nuestro maestro», quien lo puso por escrito. Existe en la literatura rabínica una tensión entre el maestro a quien Dios se dirigió «cara a cara» y el temor a adscribir cualquier divinización a Moisés. Se le describe como un rey o el máximo estadista, cuya sabiduría es la máxima posible: «en el mundo fueron creados cincuenta niveles de sabiduría y todas menos una le fueron concedidas a Moisés» (Zohar). Su carácter profético es superior al del resto de profetas: «el resto de profetas vio a través de un espejo empañado, pero Moisés vio a través de un espejo bruñido» (Levítico Rabbah 1,14). Según la interpretación del Talmud recibió también la ley oral, además de la Torá o ley escrita. Esta ley oral fue consignada posteriormente (s.II a.C.-II d.C) por escrito en la Mishná, la Tosefta y los Baraitot.
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